Alicia Arango llega con una tarea de Álvaro Uribe al Ministerio del Trabajo

El candidato Gustavo Petro en el evento del sindicalismo.

Por Fabio Arias

24 de julio de 2018

De manera sorpresiva fue nombrada en el Ministerio del Trabajo Alicia Arango cuando todo el tiempo sonó insistentemente como ministra de la cartera de la Cultura. No se trata mi mucho menos de una decisión casual sino, más bien, muy calculada.

Alicia Arango, como se reconoce en su hoja de vida, fue secretaria privada de Álvaro Uribe Vélez en sus dos períodos presidenciales, directora del partido político Centro Democrático, jefe de campaña del que dijo Uribe sería su candidato presidencial y que posteriormente salió electo como el nuevo presidente y que como lo señalara la propia Alicia Arango, el presidente es Duque, pero el jefe es Uribe. Todo esto destaca muy bien cómo sería el rol de la nueva Mintrabajo.

Si se pone en conocimiento los asuntos laborales desarrollados por Uribe en sus dos mandatos, que significó un profundo retroceso en los derechos laborales y libertades sindicales, tanto que se aprobaron leyes como la 789 del 2002, modificando el valor del recargo nocturno y de los dominicales y festivos, la Ley 797 del 2003 que subió la edad de pensión, el Acto Legislativo 01 del 2005 que eliminó la negociación colectiva en materia pensional, el Acto Legislativo 04 del 2007 que redujo el presupuesto de la educación, la salud y el saneamiento básico, etcétera, de una parte, y de otra lo que en febrero del año pasado el expresidente Uribe, frente a un grupo de dirigentes sindicales, planteó lo que para él deben ser las nuevas relaciones laborales.

Dijo que en su concepción el modelo ideal de sindicalismo es: “Nosotros tenemos que trabajar... por el concepto del sindicalismo gerencial, del sindicalismo participativo, por oposición al sindicalismo meramente reivindicativo, meramente político, y por oposición a organizaciones anárquicas”. “El sindicalismo participativo es un sindicalismo que tiene que trabajar por el avance sostenido de la empresa en paralelo con el avance sostenido de la dignificación de la vida del trabajador”. “El sindicalismo participativo necesita tener, no una contraparte, sino otra parte trabajando con él, que es el empresario eficiente, competitivo, pero también solidario”. Y para ello en correspondencia con lo desarrollado en sus dos períodos de gobierno debe aplicarse el modelo del contrato sindical, que pone al sindicato como un tercero intermediario actuando, así como patrón frente al trabajador, ha de concluirse que así es el escenario del próximo presidente.

En la agenda del presidente Duque están previstas regresivas reformas para los trabajadores en materia tributaria, pensional y laboral, así como reestructuración del gasto del Estado y privatizaciones que cuadren la regla fiscal que tanto exigen que se cumpla el FMI, la Ocde, el Banco Mundial, las firmas evaluadoras de riesgos financieros, similares a todas las aplicadas por Uribe.

De esta manera entonces, Alicia Arango como la nueva Mintrabajo, atendiendo las políticas de Iván Duque buscará que sean “fraternales” las relaciones entre empresarios y trabajadores. ¿Podrán ser fraternales para los trabajadores esas regresivas medidas anunciadas por el gobierno y solicitadas por el empresariado?

Y cambiar el modelo recomendado por la OIT de diálogo social y negociación colectiva, que además conoce pues estuvo allí de embajadora, por uno en el cual la naturaleza del sindicato reivindicativo y defensor de sus derechos se transmuta a uno patronal, funcional a la tercerización laboral como es el del contrato sindical, que es, según Uribe un sindicalismo gerencial, ¿será otra genial fraternidad?

Al respecto, sin que tengamos nada que esperar, insistiremos que las relaciones laborales del conflicto colectivo entre capital y trabajo sean resueltas, en medio del respeto, por lo que al respecto ha definido la OIT: diálogo social y negociación colectiva, acompañado de la participación activa de los trabajadores.

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