Convergencias: Opciones políticas de cara a los comicios

Palmira y El Cerrito dicen no a la explotación minera.

Así, con la claridad de que la unidad de las fuerzas alternativas es la condición indispensable para disputarle al clientelismo local el acceso a los órganos de poder locales, estamos apuntando los 15 grupos en la misma dirección.

Por Teresa Consuelo Cardona

Comunicadora social, periodista. Docente e investigadora

Una de las explicaciones más frecuentes, que aparecen para descifrar por qué a la derecha le queda tan fácil avanzar, es que la izquierda no se une. No es la única, por supuesto, ni la de mayor peso en la realidad. Es obvio que avanzar sin reflexiones de fondo, sin perspectiva ética, sin responsabilidad social, engañando, falsificando, confundiendo o agrediendo, ofrece unos resultados que parecen exitosos, pero que esconden los verdaderos propósitos de convertir en negocios lucrativos y excluyentes todos los espacios en donde debería hacer presencia el Estado.

Sin embargo, démosle una mirada juiciosa a la falta de unidad de los sectores alternativos, sean ellos de izquierda, centro o centroizquierda, para usar denominaciones recientes. No cabe duda de que es una constante la separación de las partes, la oposición entre ellas y en repetidas ocasiones, los choques violentos entre sectores que a la vista de un público sin formación política, parecen iguales. Las diferencias desde los focos particulares suelen ser profundas e insalvables y las explicaciones confusas. Así, se ha pasado fácilmente al mito de que basta con ser de izquierda para que jamás pueda acordar nada con nadie. Y a la práctica infalible de la derecha, de darles a los sectores de la izquierda motivos para pelear entre ellos. Divide y reinarás.

El hecho constante y la reflexión pausada ayudan a levantar los dedos. Las circunstancias actuales han permeado la posibilidad de que se establezcan convergencias variopintas que sumen sus esfuerzos para alcanzar objetivos comunes y desde esa meta alcanzada, avanzar en los diálogos respetando las diferencias. Adicionalmente, se han vinculado a los procesos electorales desarrollados por los partidos, los movimientos políticos, organizaciones sociales y agrupaciones multiformes de la sociedad civil, que apuntan al objetivo de impedir que las mafias instaladas en los gobiernos regionales y locales, amplíen su alcance y atenacen todavía más su control de los recursos que deberían estar destinados, especialmente, a las personas más vulnerables.

Fenómenos como Petro presidente y la Consulta anticorrupción, evidenciaron el potencial electoral que tienen quienes no se habían manifestado políticamente, porque no encontraban verdaderas causas a seguir. Actualmente, las convergencias amplias y diversas les están dando a los ciudadanos la oportunidad de participar activamente en producir el cambio que tanto han pedido.

Palmira, un caso

Palmira es una ciudad que ronda los 400.000 habitantes y que tiene un enorme potencial como ciudad del futuro, dada su ubicación geográfica, sus entornos rurales, sus pisos térmicos, las enormes cuencas hidrográficas que la rodean, entre otras bondades. Sin embargo, en ella han confluido todos los problemas de las ciudades del tercer mundo, debido especialmente, a los malos manejos de los recursos del Estado en manos de una mafia política que hace uso de la combinación de todas las formas de saqueo. Los períodos electorales se caracterizan por la ferviente entrega de obras a medio terminar y por la vedetización del candidato de turno de la mafia en el poder. Es frecuente que se diga que el que gobierna, es un poder invencible, porque invierte sumas estrambóticas en la obtención de la alcaldía y de los escaños para los concejales de bolsillo. Sin embargo, en las presidenciales y en la Consulta anticorrupción, los resultaron dejaron pasmados a los incrédulos y entusiasmaron a quienes todavía guardaban un pequeña esperanza, que se ha ido multiplicando a pasos agigantados.

Con una propuesta programática básica, que se ha ido alimentando semana a semana con la participación de diversos grupos humanos, se ha conformado una convergencia que tiene por fundamento la custodia de la vida en todas sus manifestaciones, la protección de la paz, la defensa de los derechos humanos y de otras especies, el aseguramiento del agua, el ambiente y el territorio y la lucha frontal contra la corrupción.

A esta iniciativa que de base contó con la presencia del Partido Alianza Verde, la Colombia Humana y el Polo, se han ido sumando los partidos PTC, UP, Farc, y los movimientos políticos y organizaciones sociales Misión Palmira, Compromiso Ciudadano, Pacto Ciudadano, Mujeres, Colectivo Mujeres, Pedagogía y Paz, Ciudadanías Libres, Confluencia Étnica, y algunos ambientalistas y ciudadanos independientes. Cada uno de los grupos participantes tiene tres representantes en una mesa central y los temas que van surgiendo, se trasladan a comisiones creadas en el interior de la convergencia contando con la voluntad y compromiso democrático de todos. Una vez el tema es decantado en el seno de la comisión, se trae a la mesa central donde se toman decisiones preferiblemente por consenso o en ausencia de este, por votación.

El mecanismo ha funcionado bien, porque respeta las diferencias identitarias de los miembros de partidos muy disímiles, los pronunciamientos de cada colectividad. Las divergencias y los desacuerdos son dirimidos tras conversaciones argumentadas, que tienen lugar en la mesa central. El símbolo de la convergencia ha sido el asterisco, en tanto que lo que se destaca es el punto de encuentro a pesar de las diferencias en las rutas y caminos de cada una de las líneas políticas o sociales. Ese encuentro se basa especialmente en los acuerdos programáticos, y se visibilizan constantemente las características de lo que es común para todas las partes.

Lo que sigue

Una vez construida completamente la base programática, se elaborará un programa colectivo que será de cierto modo el perfil del candidato y luego se abrirá la convocatoria para que los partidos, movimientos y organizaciones presenten los nombres de quienes serían los precandidatos(as) de la convergencia y que coincidan con el derrotero que marque el programa. De entre ellos será elegido uno(a), que será el candidato único de la convergencia a la Alcaldía Municipal y todos los integrantes de la convergencia se mantendrán unidos aportándole a la campaña.

Se pretende, aunque siguen sonando voces en contrario, que se presente una lista única al Concejo, lo que optimizaría los esfuerzos y permitiría mejores resultados electorales.

La convergencia sigue abierta a nuevas participaciones, especialmente de sectores con trabajo social y respaldo popular, que como organizaciones sociales, aporten experiencias significativas en la construcción del programa definitivo y sumen nuevas sinergias para alcanzar las metas propuestas.

Así, con la claridad de que la unidad de las fuerzas alternativas es la condición indispensable para disputarle al clientelismo local el acceso a los órganos de poder locales, estamos apuntando los 15 grupos en la misma dirección.

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