¡Peligro! Trump a punto de perder las elecciones

 Abundan los recuentos de las equivocaciones que ha tenido el gobierno Trump en el manejo del rumbo de su país y que le granjean el abandono de su base electoral. En síntesis, se puede señalar que la ideología neoliberal y conservadora del partido Republicano y que ha aplicado en sus tres largos años de mandato está pasando cuenta. Todo esto ocurre mientras a los billonarios les hizo un gigantesco recorte de impuestos y ocurren hechos de corrupción de proporciones mayúsculas como lo pone de presente el más reciente: uno de sus exasesores recogió unos 25.000 millones de dólares para construir el muro fronterizo con México y el tipo terminó robándose casi toda la colecta.

Por Pascual Amézquita Zárate
Profesor universitario, PhD en Economía

A medida que se acerca el día de las elecciones en Estados Unidos las posibilidades de que Trump sea reelegido presidente se alejan más y más por la acumulación de equivocaciones en el manejo del país. Pero por lo mismo, aumenta el riesgo de que desate un hecho de ribetes catastróficos para evitar su derrota. Una fiera encerrada es muy peligrosa, enseñó Maquiavelo hace medio milenio, hablando de los gobernantes.

Las metidas de pata

Abundan los recuentos de las equivocaciones que ha tenido el gobierno Trump en el manejo del rumbo de su país y que le granjean el abandono de su base electoral. En síntesis, se puede señalar que la ideología neoliberal y conservadora del partido Republicano y que ha aplicado en sus tres largos años de mandato está pasando cuenta. Vale la pena subrayar un par: el recorte sistemático del gasto público (diferente al gasto militar) ha ocasionado un profundo debilitamiento del país para pelear por la primacía en el campo de la ciencia y la tecnología, lo que a su turno ha traído efectos evidentes como la pérdida de liderazgo en la exportación de bienes y servicios de alta tecnología y en el control de los desarrollos más novedosos de la cuarta revolución industrial como las redes de quinta generación (G5).

Ello explica el creciente e insostenible déficit comercial del país con casi todo el mundo y en consecuencia el crecimiento del endeudamiento de la potencia para poder seguir con su tren de vida financiado al debe.

En ese marco, el empleo que allá se venía creando antes de la pandemia era, guardadas las proporciones, similar a nuestros trabajadores informales, es decir, empleos en el sector de servicios de baja calificación, sin entronque en la creación de riqueza. Mientras tanto, nunca se logró que las manufacturas gringas establecidas en el exterior retornaran masivamente al país. Ante el huracán del covid-19, quedó en evidencia el espejismo.

Otro flanco que hizo crisis por el debilitamiento del gasto público fue la salud. El desmonte del sistema de seguridad implementado por Obama ocurrió justo poco antes de desatarse la pandemia generada por el covid-19, elevando a cifras inconcebibles el número de muertos, acrecentado por torpes políticas como oponerse al uso de tapabocas y promover el uso de remedios inanes para atacar la enfermedad.

La debilidad estructural del empleo sumada al manejo sanitario de la pandemia ha ocasionado la mayor tasa de desempleo entre los países desarrollados, sumada al hecho de que el seguro de desempleo es de muy corta duración en Estados Unidos en comparación con la cobertura del que se otorga en Europa.

Independientemente de la eficacia que tengan las medidas económicas adoptadas para enfrentar los efectos del covid-19, su resultado no se verá en el cortísimo plazo que resta para el día de las elecciones. Y no está por demás señalar que esas medidas, en particular la inyección de montañas de dinero, la hace es el banco central gringo, la Reserva Federal (FED) en oposición a la prédica de los republicanos sobre la austeridad del Estado y por ende casi que contra el parecer de Trump.

En la historia gringa muy pocos presidentes no han sido reelegidos, siendo una de las causas su pésima ejecutoria económica como le ocurrió a Nixon (presionado a renunciar no por los líos de Watergate sino por el caos en que cayó la economía) o Bush padre.

Los sectores gringos medianamente ilustrados seguramente están tomando nota de otra serie de hechos que parecieran sacados del libreto de un dictador tropical: El presidente frente al desastre del huracán María preguntando si no sería bueno vender Puerto Rico mientras le arroja a la multitud pacas de papel higiénico; una jueza, que investigaba al encopetado pedófilo Epstein (quien al parecer fue asesinado en la cárcel) fue muerta a bala limpia en las calles de Washington, luego de que poco tiempo atrás en un intento frustrado habían asesinado a su hijo (el sicario apareció muerto días después); Trump dice que el sistema de voto por correo es un medio para hacer fraude (hace rememorar el cuento del millón de cédulas falsas de que habló Laureano Gómez en Colombia) y que por la pandemia sería mejor aplazar las elecciones.

Todo esto ocurre mientras a los billonarios les hizo un gigantesco recorte de impuestos y ocurren hechos de corrupción de proporciones mayúsculas como lo pone de presente el más reciente: uno de sus exasesores recogió unos 25.000 millones de dólares para construir el muro fronterizo con México y el tipo terminó robándose casi toda la colecta.

Aunque los negocios de los billonarios marchen, la situación caótica que está creando Trump no es el mejor escenario para seguir prosperando. La ley del Congreso CAATSA (autorización para contrarrestar a los adversarios a través de sanciones, por su sigla en inglés) ha sido usada hasta el exceso por Trump dañando importantes transacciones de los gringos en China, México, Turquía, Rusia (mientras por debajo de la mesa negociaba el sabotaje contra líderes demócratas) o Francia, a la vez que sabotea las organizaciones mundiales que usaba el imperio para imponer sus políticas como la del Comercio y ahora el BID y amenaza a sus aliados tradicionales europeos, en particular a Alemania.

Las balas en la cartuchera de Trump

Analistas de la prestigiosa revista Foreing Affairs al igual que The Economist han puesto de presente un hecho desapercibido: Recién instalado el gobierno Trump todo indicaba que iba a tener unas relaciones inmejorables con el Pentágono, con lo que ello significa para los negocios de los señores de la guerra, el complejo industrial militar que tras bambalinas ha mandado en ese país desde la posguerra. No obstante, pasando el tiempo empezó a tener fuertes encontronazos con el estado mayor del Ejército por desacuerdos sobre el manejo de varios puntos calientes del planeta (Afganistán, Siria, el norte de África, las relaciones entre Israel y el mundo árabe, las bases militares en Alemania, Turquía, Corea del Sur, Japón) que en varias oportunidades terminaron con la destitución o la renuncia de altos mandos. Una de las razones para que Carter no fuera reelegido en 1980 fue que (por consideraciones bien diferentes a las de Trump) se enfrentó al Pentágono.

A nadie escapa que el Ejército es un factor decisivo en el rumbo electoral de los países ‒y Estados Unidos no es la excepción‒, así la tradición entre los gringos sea que los uniformados actúen en la tras escena en la vida diaria.

Ahora, en medido de las dificultades de Trump para reelegirse bien podría ocurrir que le diera rienda suelta al Pentágono para actuar. Un paso significativo es que haya autorizado, contra toda la tradición de ese país, que el Ejército haga funciones de policía ‒por lo demás con el desenfreno que solía verse en las dictaduras de Latinoamérica‒ en lugares donde hay manifestaciones como ocurrió en Portland y otras importantes ciudades, incluso Nueva York.

De ahí a desatar una confrontación armada no hay sino un tuiteo de Trump: con Venezuela cuyo gobierno a pesar del salvaje embargo que se mantiene, o un incidente con motivo de Taiwán (por primera vez un alto mando gringo fue en visita oficial a Taiwán recientemente desde que se iniciaron relaciones diplomáticas con China) o cualquier otro país que sirva de excusa para complacer a los Halcones del Pentágono, a sus empresarios militares y para distraer la atención del gringo medio.

Razón tiene el reconocido economista Jeffry Sachs cuando en días recientes alertó sobre las posibilidades de “fraude o incluso golpe de Estado”, “todo es posible”.

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