Sigue la crispación en los circuitos de la economía mundial por la escasez de semiconductores. Desde diciembre pasado, y en enero y febrero, las grandes corporaciones automovilísticas de Estados Unidos, Japón y la Unión Europea, una tras otra, han anunciado drásticas reducciones de su producción y hasta suspensión de actividades en algunas plantas. General Motors, Ford, Chrysler-Fiat, Volkswagen, Toyota Motors, Nissan, Mazda, Honda, Subaru y varias más, experimentan el impacto del muy insuficiente suministro de chips.