Colombia: entre consulta popular, cabildo abierto y huelga general

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El texto de Consuelo Ahumada analiza la profunda polarización política en Colombia tras el hundimiento de la consulta popular sobre la reforma laboral, inicialmente propuesta tras el fracaso del proyecto en el Congreso. Esta reforma, construida con participación de sindicatos y organismos internacionales, busca mejorar las condiciones laborales de más de 22 millones de trabajadores, formalizar el empleo y garantizar derechos laborales. La oposición, sin voluntad de negociar, revivió la reforma solo como maniobra dilatoria. Ante esto, el gobierno impulsó una nueva consulta popular con 16 preguntas y convocó cabildos abiertos en todo el país. La Cumbre Social, Política y Popular respondió con un plan de movilización, incluyendo un paro nacional de 48 horas. La autora subraya el cinismo de la oposición, apoyada por sectores económicos y mediáticos, que pretende frenar el proceso de cambio. El conflicto actual refleja la lucha entre un gobierno reformista y una élite decidida a mantener sus privilegios.

Por Consuelo Ahumada Beltrán

Secretaria de asuntos internacionales y de la organización femenina del PTC
Ahumada

Dos eventos marcaron una semana muy convulsionada en el país y pusieron en evidencia el altísimo grado de polarización y tensión política que aquí se vive.  

El primero, la decisión del presidente de viajar a China y suscribir acuerdos concretos para emprender el fortalecimiento de las relaciones económicas y comerciales con los países asiáticos y el Sur global.
El segundo, la derrota de la consulta popular en el senado y el surgimiento de otras iniciativas, lo que analizaremos a continuación. 

La imagen de los congresistas más representativos de la ultraderecha, eufóricos, celebrando su triunfo, expresa gráficamente la gravedad del enfrentamiento. 

Refleja el cinismo de quienes perpetraron las “jugaditas” y triquiñuelas para cambiar las reglas del juego durante la reñida votación; las declaraciones de los gremios, los expresidentes y los “sabios” economistas ortodoxos.

¿Qué celebraban esta vez? la derrota de un mecanismo popular de participación por excelencia, propuesto por el presidente inmediatamente después de que se hundiera la reforma laboral, que pretendía devolverles la dignidad y los derechos a trabajadores y trabajadoras.

La propuesta de la consulta popular había sido acogida de inmediato por amplios sectores populares, en un intento por recuperar la esperanza y el entusiasmo frente a los logros y la continuidad del Cambio.  

Ahora la oposición revivió la reforma laboral antes hundida, a sabiendas de que los plazos son muy estrechos para su aprobación y el gobierno no cuenta con un ambiente favorable en la comisión que la discute. 

Adicionalmente, los enemigos de la reforma siguen insistiendo en reducirla a su mínima expresión. Es más bien un intento desesperado por deslegitimar la movilización social e impedir su radicalización.

Bueno, pero las circunstancias los obligarían a aprobar la reforma ahora sí. De hecho, el presidente convocó a cabildos abiertos que avanzan en distintas regiones del país. “Hoy el pueblo debe mantenerse en calma y reunirse libremente en las plazas públicas de todos los municipios del país. Organizarse y tomar decisiones”, señaló.

Por su parte, el gobierno volvió a radicar en el Congreso la consulta popular, esta vez con 16, preguntas, que incluyen no solo los asuntos laborales sino también algunos concernientes a la reforma de salud. 

La Cumbre social, política y popular reunida el lunes pasado aprobó a un plan de acción que incluye reactivar la movilización social, cabildos populares, un paro nacional de 48 horas el 28 y 29 de mayo y otro de 24 horas el 11 de junio. Todo ello en la perspectiva del poder popular y la huelga general, a la que convocó Petro.

En ese pulso estamos. Hasta ahora ha sido el enfrentamiento más claro entre un gobierno que lucha a brazo partido por sentar las bases del Cambio y una oposición dispuesta a impedirlo a como dé lugar, a aferrarse a todos sus privilegios históricos. 

No ceden en nada. Siguen soñando con generar un clima de incertidumbre y desconcierto que les permita derrocar al presidente, con cualquier pretexto: su supuesta locura, drogadicción, comportamiento caótico. Para ello cuentan con apoyo importante en Washington.

Por todo ello, el anuncio de revivir la reforma laboral no es ninguna concesión gratuita de la oposición, como insisten algunos analistas desinformados o malintencionados. Es más bien un truco adicional para derrotar al gobierno. 

A propósito de esta reforma, revisemos brevemente su trayectoria. En marzo del 2023 el gobierno radicó su proyecto en el Congreso. Su contenido se discutió y acordó en mesas tripartitas con las centrales sindicales, gremios de la producción y el gobierno. Recogió además 3.000 propuestas planteadas en los diálogos regionales vinculantes, de los que resultó el Plan de Desarrollo. 

Durante casi un semestre, este proceso fue acompañado por la OIT, el Banco Mundial, la ONU, la Organización Iberoamericana de Seguridad Social (OISS).

Pero al mismo tiempo, se presentaron informes de entidades financieras, incluido el Banco de la República, que insistían sin evidencia alguna en que la reforma traería pérdida de empleos.

En síntesis, la reforma se hundió en junio del 2023 sin que se discutiera siquiera.

Entonces, señores empresarios y dueños de las finanzas y de los conglomerados mediáticos, con frecuencia los mismos, la responsabilidad por el desempleo y la informalidad no la tiene la clase trabajadora sino ustedes. ¿Qué han hecho con las enormes ganancias obtenidas en todo este tiempo? ¿Cuántos empleos han generado en medio de tanta bonanza? ¿De qué sirvieron las cuantiosas exenciones tributarias?

La reforma laboral busca proteger a 22 millones 32 mil personas ocupadas en el país, de los cuales el 40,8 %, 8 millones 992 mil son mujeres y 13 millones 40.000 hombres, el 59,2 %. Es un paso fundamental para la recuperación económica del país mediante la reactivación del mercado interno. Ver: https://www.las2orillas.co/la-batalla-por-la-reforma-laboral/

Se trata de privilegiar los contratos laborales a término indefinido, de garantizarles la estabilidad laboral y el pago de horas extras y festivos, de formalizar el trabajo de madres comunitarias, jornaleros y jornaleras, trabajadores de plataformas, empleadas del servicio doméstico, jóvenes aprendices del SENA. De erradicar el acoso laboral y sexual en el sitio de trabajo, entre muchos otros puntos.

En 2024 el gobierno volvió a presentarla al Congreso. La Cámara la aprobó, aunque con un recorte sustancial de los derechos colectivos.

En diciembre pasó al Senado y la historia ya es conocida. Después de muchas dilaciones, se hundió sin discusión el pasado 18 de marzo, lo que despertó un creciente malestar social. 

Así, después de este largo e intrincado proceso llegamos primero a la consulta popular y después a la convocatoria de cabildos populares y la huelga nacional.

Claramente, la oposición no tiene la menor intención de negociar ni esta reforma ni ninguna de las otras que son estratégicas para el Cambio. Está jugando con fuego. Recordemos el estallido social. “A partir de hoy, el pueblo de Colombia se levanta”, señaló Petro en Barranquilla el pasado martes. 

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