Mao inspira a la generación Z de China
Lo leen en las bibliotecas y en el metro. Organizaron clubes de lectura en línea dedicados a sus obras. Han colgado en internet horas de audio y video, difundiendo el evangelio de su pensamiento revolucionario.
Lo leen en las bibliotecas y en el metro. Organizaron clubes de lectura en línea dedicados a sus obras. Han colgado en internet horas de audio y video, difundiendo el evangelio de su pensamiento revolucionario.
En las discusiones en los medios sobre la reforma tributaria, que el gobierno tuvo que retirar esta semana ante la masiva protesta ciudadana, se difundió la idea de que entre los “economistas” había consenso y que el país estaría mejor con esta reforma tributaria que sin ella. Después de su retiro, muchos dicen que la nueva propuesta debería retomar lo esencial del articulado anterior, aunque añadiendo algunas medidas compensatorias, como suelen aconsejar, para salvar la cara, desde que tenemos memoria.
El miércoles 20 de mayo el país fue notificado de que una de las calificadoras de riesgo, Standard & Poor's (S&P), había etiquetado de bonos basura los papeles emitidos por el Estado colombiano, por ejemplo los TES.
El gobierno mostró su aparente sorpresa, al igual que quienes se informan a través de El Tiempo, RCN y los demás medios de comunicación para los cuales todo marcha de maravillas en Colombia, el gobierno tiene todo bajo control y el tal paro –si es que existe– no es más que un desorden de grupos de vándalos dirigidos por Petro.
Salvo a los dinosaurios neoliberales a nadie debe sorprender el rumbo económico que está tomando Biden. No cabe en la cabeza de los ortodoxos de la patria uribista que la Estrella del Norte –como el adulón presidente Suárez se refirió a los Estados Unidos en 1918–, arrecie la lucha para reconstruir la industria gringa, recurriendo al peor arsenal que pueda exhibirse ante los neoliberales: el proteccionismo.
En el capítulo anterior, el anochecer, comentamos cómo, al terminar el ciclo de reformas y revoluciones del siglo XX se dio inicio la era del neoliberalismo.
Las desavenencias entre Colombia y Venezuela se han expresado por décadas en la zona fronteriza entre los dos países. Sin embargo, durante el gobierno de Duque la alta tensión entre los dos países ha sido permanente, como consecuencia del cerco impuesto por EEUU, con el apoyo de Colombia, al país vecino.
La noche del primero de mayo de 2020 zarparon de La Guajira hacia la costa venezolana dos lanchas con un poco más de treinta hombres armados al mando de dos exmarines norteamericanos, que trabajaban en la empresa de seguridad norteamericana Silvercorp, cuyo propietario Jordan Gaudreu, veterano de las invasiones a Irak y Afganistan, era conjuntamente con el exgeneral venezolano Clíver Alcalá, los responsables de esa expedición que tenía como objetivo derrocar por las armas el régimen de Nicolás Maduro.
Hasta finales del siglo XX el capital, en todo el planeta, estaba disperso en muchos sectores de la producción industrial y de servicios. Bastan algunos ejemplos para mostrar la magnitud de dicha dispersión. El mundo de la música estaba movido por la industria del disco compacto, por la gran cadena de almacenes distribuidores del producto y por los productores de equipos de sonido. El mundo de la fotografía tenía una gran dinámica cuyo motor era la industria de las cámaras, los rollos y las casas fotográficas.
Sigue la crispación en los circuitos de la economía mundial por la escasez de semiconductores. Desde diciembre pasado, y en enero y febrero, las grandes corporaciones automovilísticas de Estados Unidos, Japón y la Unión Europea, una tras otra, han anunciado drásticas reducciones de su producción y hasta suspensión de actividades en algunas plantas. General Motors, Ford, Chrysler-Fiat, Volkswagen, Toyota Motors, Nissan, Mazda, Honda, Subaru y varias más, experimentan el impacto del muy insuficiente suministro de chips.
Parte I: El anochecer
La esperanza de un mejor porvenir social que nos llene de motivación a estudiar, investigar y trabajar día a día, se ve ensombrecida para millones de jóvenes colombianos. Según las mismas cifras oficiales, el desempleo juvenil cerró el 2020 en 21,6% [1], si no fuera suficiente, el conteo diario de asesinatos de líderes sociales y masacres de jóvenes ha elevado la cuenta a 1.139 víctimas [2], ante la mirada indolente del gobierno, cuyo mandato ha sido el de mayor violencia desde la firma de los acuerdos de paz [3].