La participación de las mujeres ha imprimido una vitalidad irreemplazable a los cabildos, con ellas la lucha por las reformas se fortalece.

sonia e ivonnet

La participación de las mujeres ha imprimido una vitalidad irreemplazable a los cabildos, con ellas la lucha por las reformas se fortalece. 

Por la redacción de LA BAGATELA

Se levanta con ímpetu la resistencia desatada por los trabajadores a la lucha por alcanzar mejores condiciones laborales y por restituir derechos arrebatados por gobiernos anteriores. El hundimiento de la reforma laboral mostró el desprecio de los sectores más retrógrados de la sociedad que amangualados entre ellos en el poder financiero, mediático y parlamentario han mostrado su desinterés por las condiciones de vida de los desposeídos.  Su riqueza crece a la par de la pobreza del pueblo.

En el momento actual en Colombia se vive la posibilidad de romper esa brecha, la reforma da un esperanza a mejores condiciones de vida para el pueblo que no da su brazo a torcer. Para enfrentar esta batalla se ha adoptado la organización de cabildos amplios y populares donde se expresan las necesidades la gente, se unen las voluntades y se organizan las movilizaciones.

Se han conformado cabildos en todo el territorio, desde Bogotá, pasando por Barranquilla y demás capitales,  en barrios y calles donde han intervenido diferentes sectores de la población. 

La participación de las mujeres ha imprimido una vitalidad irreemplazable a los cabildos, con ellas la lucha por las reformas se fortalece. 

Presentamos el testimonio de dos aguerridas mujeres que se han puesto en la tarea de fortalecer esta herramienta para la vinculación de miles de luchadoras y luchadores a la batalla. Ellas son Sonia Liliana Vivas, maestra en Bogotá e Ivonnet Tapia diputada en la Asamblea de Cundinamarca.

 

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