La vorágine y el futuro de la Amazonía
La mayoría de los soldados que participaron en la guerra con el Perú, en la toma de Leticia en 1932 - provenientes del centro del país o de las costas del Caribe o el Pacífico -, no habían tenido la oportunidad de conocer la selva amazónica, ni de sentir el sopor del aire y el agua en sus profundidades. Fue leyendo La vorágine, como cuenta el auditor de las tropas colombianas, el payanés Carlos López Narváez, que estos hombres se confrontaron a través de la novela con la realidad vivida y ese universo se les volvió más que palpable.