El respaldo de los industriales a Hitler

Por Edmundo Zárate

Historiador y economista

El respaldo de la gran mayoría de gremios empresariales al sabotaje de Duque a la ley estatutaria de la JEP recuerda un espantoso hecho ocurrido en Alemania el 20 de febrero de 1933.

Hitler había sido designado canciller alemán el 30 de enero de ese año y en ese momento debían convocarse nuevas elecciones para crear una mayoría en el Parlamento. Pues bien, pocos días después de su designación convocó a esta reunión del 20 de febrero con los principales industriales alemanes con la finalidad de exponerles sus planes de gobierno y de pedirles recursos para ganar las elecciones.

Estos hechos fueron material secreto por muchos años. Develado el asunto, en el año 2018 se publicó El orden del día, del escritor francés Éric Vuillard, quien narra este y otros acontecimientos sobre el ascenso del Hitler al poder supremo alemán.

El evento que nos ocupa lo coordinó Göring, quien hablando de la importancia de las elecciones afirmó: “Y si el partido nazi alcanza la mayoría (…) estas elecciones serán la últimas durante los próximos diez años; e incluso -añade con una sonrisa- durante los próximos cien años”.

Los oyentes eran 25 millonarios, dueños de las grandes empresas alemanas entre las que se destacan Opel, Krupp, Siemens, Farben, Bayer, Telefunken, Agfa y Varta.

Krupp von Bohlen und Halbach, Gustav, 7.8.1870 - 16.1.1950, industrial alemán Adolf Hitler, dando la bienvenida a su mansión en Essen, en 1930

Habló Hitler. Viullard resume así el discurso: “El meollo del asunto se resumía en lo siguiente: había que acabar con un régimen débil, alejar la amenaza comunista, suprimir los sindicatos y permitir a cada patrono ser un führer en su empresa”.

Cualquier aterradora similitud con lo que se destila del respaldo de los gremios a Duque no es simple coincidencia sino un anuncio de la historia sobre lo que se avecina para el país, pues muestra que por antidemocráticas que sean las políticas de Duque, los empresarios están dispuestos a aceptarlas a cambio de que se les garantice un incremento de sus ganancias y un fascistoide orden público.

El Plan de Desarrollo es la apertura a mejores dividendos y el auge del paramilitarismo la garantía de la estabilidad para sus negocios.

De paso, el respaldo a las objeciones de Duque es prueba al canto de que hay un gran temor de los cacaos del país de que se sepa la verdad sobre su innegable participación en la violencia desatada por los paramilitares y de los grandes beneficios que obtuvieron acallando líderes sociales, exterminando sindicatos, adueñándose de las tierras y muchos otros delitos, que con la JEP empiezan a conocerse.

De manera que la desaparición de la JEP es un paso más en la instauración del fascismo uribista en el país. Solo la resistencia civil, multitudinaria y unificada, será capaz de enfrentar tan siniestros anuncios.

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