Nairo arremete contra dirección del ciclismo colombiano. Adelante Campeón

Alberto Herrera

Agitada semana en los corrillos ciclísticos del país. Desde hace días Nairo Quintana ha manifestado su inconformismo por el manejo dado por la institucionalidad del ciclismo, la Federación Colombiana de Ciclismo (FCC) a este deporte. Son dos puntos de vista que chocan en su concepción y acción.

Nairo, quien se ha formado, como el 99% de los ciclistas colombianos, por su cuenta, desde niño conoce el ciclismo montado en la bicicleta para ir al colegio, y sabe lo que es pedalear hasta desfallecer en las cumbres más empinadas del mundo enfrentando a los más poderosos del pedal. Además conoce el ciclismo en sus entrañas, lo vive en la carretera, convive con los ciclistas, comprende de primera mano los sufrimientos, la exigencia física y las necesidades del pedalista, que van más allá de la competencia.

Los escarabajos en su gran mayoría vienen de hogares humildes y ven en el deporte una forma de superar las limitaciones familiares. La historia se repite: para iniciar hay que conseguir una bicicleta, y es la familia el primer contribuyente, que apurada consigue una bici de segunda para que el joven se transporte y cumpla con sus obligaciones. Al vislumbrarse condiciones para el deporte, son los vecinos quienes colaboran para adquirir el casco y la pantaloneta que siguen siendo precarios. Ya cuando sobresale en competencias viene un patrocinador y le da lo mínimo para correr una competencia de mayor exigencia. Hasta este momento la FCC no ha contribuido en nada a la formación del ciclista y nunca termina haciéndolo. Se conforman con organizar carreras y que cada uno brille por su cuenta. Es la típica actitud del burócrata, y de paso sacan pecho con el éxito ajeno de los ciclistas colombianos en el mundo. Con los buenos resultados en carretera consiguen patrocinios, apoyos, contribuciones y dinero que no se sabe con claridad en donde terminan.

Mientras Nairo tiene en mente al ciclista, su formación, su integridad, su protección y futuro, los directivos se pavonean en congresos y recepciones reclamando lo que no les pertenece.

Las palabras del presidente de la FCC son elocuentes, “hacemos carreras” y “qué culpa tenemos si los equipos no van” como ocurrió en la contrarreloj por equipos de los nacionales; o simplemente no son capaces de garantizar mínimas condiciones para la competencia como recién sucedió en la clásica del Tolima donde los equipos se retiraron por falta de garantías. Mandan equipos reducidos a los campeonatos mundiales porque “si no ganamos no vamos”, negando la posibilidad de aprender, de adquirir experiencia, aun perdiendo, en un evento de talla orbital. Pero la irresponsabilidad de la FCC no para ahí, el laboratorio antidopaje del deporte colombiano no pasó en febrero la evaluación de calidad de la AMA al dar resultados equivocados que atentan contra la integridad y los derechos de los atletas. Y ojo, en el ciclismo colombiano hay doping, que no debería existir.

Las denuncias hechas por Nairo son justas y reflejan la realidad del ciclismo en manos de burócratas por más de 20 años, que además pretenden callarlo al decir el presidente de la FCC que “Nairo no conoce la realidad del ciclismo colombiano” y que “no se meta en temas políticos de dirigentes”. Sucede es que la actuación de los ciclistas colombianos a nivel mundial es tan meritoria que rebasa y camufla la equivocada y anquilosada concepción de un ente rector (FCC) que lo sobrepasaron los hechos. Esta directiva, si tiene pudor, debe renunciar. Hoy más que nunca el ciclismo requiere dirigentes íntegros, que se preocupen por los ciclistas desde el principio de su carrera, y que tenga cómo promocionar a los futuros campeones en un país con talento para montar en bicicleta.

Nairo, la afición ciclística te pide que continúes dejando en alto a nuestro país, que no dejes de pedalear y que no te calles porque este debate apenas comienza. Adelante campeón.

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