En el día internacional de la clase obrera

En el torrente de entusiastas movilizaciones en celebración del día mundial de los trabajadores, por el sí en la consulta popular por la reforma laboral, como todos los colombianos que amamos nuestro país y anhelamos su progreso, nos unimos al clamoroso respaldo nacional al Gobierno del cambio y en la lucha presente y venidera, por continuarlo y profundizarlo.
América Latina y los pueblos del mundo se levantarán contra el imperialismo fascista de Donald Trump
Donald Trump resultó elegido presidente de Estados Unidos al expresar la rabia y el repudio de la mayoría de los votantes a los resultados del globalismo neoliberal que tan visiblemente han incidido en el notable deterioro de las condiciones de vida de los estadounidenses. Con razón, responsabilizaron a los dos partidos gobernantes, el Republicano y el Demócrata y, en especial, a este último por su complicidad y apoyo a un modelo contra los trabajadores y la clase media. Pero incurriendo en una fatal equivocación, esa mayoría terminó eligiendo, no solamente a un criminal convicto y mentiroso impenitente ─quien funge de genio empresarial pero lleva a cuestas varias quiebras─, sino al coautor de la crisis, quien ahora nuevamente desde la jefatura del Estado, pretende restablecer plenamente el carácter unipolar en el control del mundo, mediante una agresiva política imperialista. Para “justificarla” acude al oscurantista legado del fascismo, es decir a la exacerbación del racismo, la xenofobia, la misoginia y la infame persecución de minorías diversas.
Trump se hizo elegir de nuevo responsabilizando al partido demócrata de la debacle provocada por el globalismo neoliberal, acusando falsamente a los trabajadores migrantes de América Latina y del mundo no anglosajón de causar los flagelos del desempleo y la criminalidad de Estados Unidos. Lo logró enarbolando los mitos, valores y tradiciones más retrógrados de la sociedad y la vieja derecha norteamericana. Contó para ello con el apoyo de una fracción de la élite oligárquica gringa, entre la cual figuran varios de los más poderosos círculos milmillonarios y cabecillas del sector de la alta tecnología.
Es falso que el déficit comercial de Estados Unidos lo haga “víctima” de los países del globo. Con la situación de privilegio único que le otorga al dólar su carácter de moneda de reserva del mundo, siempre, desde hace 8 décadas, ha podido no sólo financiar ese déficit sino disponer del crédito planetario para irrigar con un enorme y constante chorro de capitales su mercado financiero, sus corporaciones de alta tecnología, su economía de guerra y, durante un prolongado período (ya concluido según todos los indicios) sostener con esa deuda el nivel de vida ciudadana del país del Tío Sam
La desindustrialización de Estados Unidos es causada por las grandes corporaciones monopolistas, no por los pueblos del orbe. Las grandes multinacionales gringas, en su búsqueda incesante de fuerza de trabajo más barata que en su propio suelo, exportaron hace mucho sus capitales tanto por su vecindario como por todos los confines del globo. En la etapa de la globalización neoliberal exportaron hasta sus propias plantas fabriles, desmantelando la industria estadounidense. Se afincaron en todas las latitudes de salarios más bajos que en Estados Unidos, movidas por el irreprimible afán de obtener superganancias, más y más ganancias extraordinarias. Allí permanecerán sin que ninguna política del imperio pueda hacerlas retornar; hasta que las expulsen o expropien los pueblos mismos que tanto han explotado.
El declive de EUA se debe a que desde inicios de los ochenta adoptó un modelo de acumulación de rampante especulación financiera que ya no se basa en el crecimiento de la producción sino en su distribución extremadamente desigual, más desigual que nunca. Trump creía poder restablecer la declinante hegemonía unipolar gringa, intimidando al mundo con sus altos aranceles, forzando una apertura mayor de todos los países a las exportaciones a Estados Unidos para así aumentar hacia el centro imperial la afluencia mundial de capitales. Su propósito principal con todo ello: obligar al mundo a tomar a China como blanco de ataque, y a secundar la agresiva política de Washington contra ella. Así mismo, con las tratativas en curso sobre la guerra de Ucrania, ofrece a Rusia el reparto del territorio ucraniano con la pretensión de convertirla en su socia y apartarla de su alianza con China. Pero su guerra arancelaria está resultando un gran fiasco. No se produjo la esperada corrida de capitales del mundo hacia los bonos del Tesoro gringo. Ni se disparó su demanda, ni se volvieron pagaderos con bajas tasas de interés. Sólo se disparó la decisión de sus principales tenedores, como Japón, de deshacerse de tales títulos de deuda norteamericana aumentado de golpe su oferta y empujando hacia abajo la cotización de dichos bonos. Multinacionales automovilísticas y del aluminio avisaron de cierres de plantas en Estados Unidos y despidos de miles de trabajadores. La advertencia del jefe de la Reserva federal sobre la amenaza de inflación, encolerizó a un Trump que anunció el despido del alto cargo sólo para desdecirse después.
La réplica china fue contundente. Dado que varias multinacionales gringas tienen plantas en China -como Tesla-, de que China es el principal procesador mundial de tierras raras y sus materiales críticos, y de la suspensión del envío de los aviones Boeing, estableció altos aranceles a las importaciones estadounidenses. Tal fue el impacto, que casi de inmediato la administración Trump anunció una próxima rebaja unilateral de aranceles a China de entre 50 y 65%.
El vuelco que proyecta Trump ha puesto en curso en Estados Unidos la supresión de la democracia liberal y su reemplazo por la fascistización del país, utilizando el supremo instrumento del control del Estado. Tal regresión proyecta el mayor peligro actual sobre la situación mundial y muy en especial sobre América Latina.
China y los BRICS, que agrandan con rapidez el número de sus integrantes, representan los nuevos polos emergentes de poder mundial, con su enorme peso productivo y demográfico en la economía global, socavan día a día la posición del dólar como principal moneda de reserva, y configuran nuevos bloques monetarios, que remodelarán el nuevo mundo multipolar en proceso de configuración. Aunque algunos países por iniciativa de sus oligarquías serán sometidos a los dictados imperialistas de Trump, muchos otros resistirán el embate recolonizador. En Estados Unidos, de costa a costa, en las calles, en los lugares de trabajo y en las universidades, está surgiendo una resistencia civil muy extendida y vigorosa. En el horizonte se perfila como tarea principal de los pueblos del mundo, la formación de un gran frente mundial antifascista, contra el hegemonismo gringo y por la preservación de la vida y los derechos democráticos del pueblo trabajador en el planeta Tierra.
En Colombia, el Gobierno Petro ha enarbolado la posición de proteger aquellas áreas y renglones de nuestra economía que necesitamos desarrollar y pueden resultar vulneradas por el chantaje trumpista, de mantener abierto el suministro de materias y equipos que no producimos todavía, y de diversificar las relaciones comerciales de Colombia con el mundo entero. En el torrente de entusiastas movilizaciones en celebración del día mundial de los trabajadores, por el sí en la consulta popular por la reforma laboral, como todos los colombianos que amamos nuestro país y anhelamos su progreso, nos unimos al clamoroso respaldo nacional al Gobierno del cambio y en la lucha presente y venidera, por continuarlo y profundizarlo.
PARTIDO DEL TRABAJO DE COLOMBIA-PTC
COMITÉ EJECUTIVO CENTRAL
MARCELO TORRES BENAVIDES
Secretario General
YEZID RAFAEL GARCÍA ABELLO
Subsecretario General
Bogotá, D.C., 1 de mayo de 2025